Los políticos tratan de modificar los valores y creencias sociales cada vez que les interesa. La reciente aprobación de la ley comúnmente conocida como “desahucio express”, es un vivo ejemplo.
Ahora se nos dice que debemos dejar a un lado el afán por comprar nuestra “casita”. Que eso no es ser progresista. No hay más que ver los datos: la media europea de alquileres es de un 40%, mientras que en España es tan sólo de un 10%.
Y para potenciar que salgan al mercado un número de viviendas suficientes, es necesario otorgar mayor seguridad jurídica al propietario. De ahí la aprobación de la citada ley, pretendiendo una tramitación más ágil del desahucio por falta de pago de las rentas.
Como abogado con práctica tan constante e inevitable en ejecuciones y desahucios, por ser ésta la orden del día, me atrevo a pensar que cuanto aquí subyace, no es otra cosa que la absoluta incapacidad de los políticos para que el préstamo hipotecario fluya nuevamente. Menos aún cuando se ven ahora obligados a tramitar consecuencia de la iniciativa popular la tan temida para los bancos, dación en pago.
Presuponen que las entidades crediticias a futuro concederán menos hipotecas aún o lo harán por menor importe.
¿Cuál es entonces la alternativa? Evidentemente reconocer la impotencia política, no. Hay que reeducar a la sociedad civil.
Convencernos de que estamos del todo equivocados aspirando a llegar a viejos con la casa pagada, toda vez que no sabemos qué jubilación nos quedará, ó si tan siquiera quedará.
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