El cambio social sólo es posible con el cambio de las leyes

Rafael Linares Membrilla, abogado en Tenerife, tiene la humilde aspiración a través de este blog de crear un espacio sugestivo donde el fomento y la dignificación de la emprendeduría y del trabajo autónomo tengan un papel relevante. Al igual que la mejora de la Justicia y de todos los factores que se traducen en competitividad. No olvides dejar tus comentarios.

jueves, 24 de mayo de 2012

Corrupción, clientelismo y amiguismo


En el anterior post abordaba el enfrentamiento que mantienen funcionarios y políticos, calificándose recíprocamente como un mal subyacente a la pésima situación económica y que en consecuencia debe ser corregido (ver La utilidad de los funcionarios públicos)

Confrontación en la que los primeros responden reactivamente a los segundos, toda vez que les rebajan su sueldo y/o merman sus derechos adquiridos.

Expuesto mi parecer sobre el funcionariado, con el que interactúo a diario en mi condición de abogado, toca ahora valorar de adverso al poder político, enfrascado en lograr su propia justificación y subsistencia, más que en procurar la salida de nuestro país de la crisis.

Georgios Papandreu, primer ministro de Grecia, al hablar de los males que aquejaban a la economía y a la sociedad griega hacía referencia a las 3 C's = "Corruption, Clientelism and Cronyism,", es decir: Corrupción, Clientelismo y Amiguismo. Son los mismos males endémicos a que nos enfrentamos en España, de manera no menos grave.

Cuando se tiene un problema el primer paso para superarlo es reconocerlo. En ese sentido Papandreu fue valiente. Si bien a su pueblo no le había resultada ajena tal circunstancia hasta el momento, y el resultado fue un auge inesperado de las posturas políticas más extremas en las pasadas elecciones.

En esta línea nuestros funcionarios se quejan ante la rebaja de salarios poniendo de manifiesto las faraónicas obras abordadas tiempo atrás por nuestros dirigentes, considerándolas causa directa y casi única de nuestra precaria situación actual.

Llevan buena parte de razón, si bien me pregunto, aunque no me sorprende, por qué dicha denuncia no tiene lugar sino hasta que a uno le tocan el bosillo.

En los días pasados intervenía un oyente de Madrid en la radio y se preguntaba cómo era posible acometer una obra como el soterramiento de la M-30 sin contar con los recursos para ello. “Yo para reformar mi casa espero a tener dinero, y si no lo tengo lo que no hago es pedírselo a los vecinos”, decía.

Manifestación tan clara y contundente no es compartida sin embargo por los políticos. Ellos viven su propia realidad al margen de la ciudadanía.

Recordemos la manifestación de la ex-ministra Carmen Calvo (ministra de Cultura con el PSOE), quien dijo la famosa frase: "Estamos manejando dinero público, y el dinero público no es de nadie," (29 Mayo 2004). Es decir, el dinero público es "regalado," y podemos hacer cualquier cosa con él sin dar explicaciones, es lo que vino a decir esta señora.

Como abogado laboral conocedor del empresariado español y salvo honrosas excepciones, considero que adolecemos de la “cultura del pelotazo,”. Supongo que será nuestra particular adaptación del “sueño americano,”. En realidad ambos persiguen lo mismo, el progreso personal rápido, si bien parten evidentemente de diferentes necesidades de esfuerzo.

Los aeropuertos en capitales de provincia menores, el AVE, las autopistas de peaje, los macroestadios deportivos… todas ellas son obras faraónicas que posibilitan jugosos beneficios personales para nuestros políticos y sus adláteres.

Se trata de un saqueo constante y premeditado que no cesa. Dichas obras aún encontrándose paralizadas continúan generando pérdidas “sine die,”. Y para contrarrestarlas se adoptan recortes sociales. Como gustan de decir los populares, “hay que meter la tijera,”.

Y cuando desde fuera se nos dice que no son suficientes dada la magnitud de nuestro problema, tornamos airados y los culpamos a ellos, a Alemania, al BCE, a los mercados… “Nosotros hemos hecho cuanto debíamos hacer,”, replicamos enojados.

Demasiado corteses se muestran los alemanes escondiendo, quizá porque les interesa, su natural escepticismo. En aquel país actuaciones de este tipo por parte de sus gestores políticos conllevarían duras penas de cárcel e inhabilitaciones de por vida.

Deben de alucinar pensando que en el 2020 tendremos 60 aeropuertos y ellos “tan sólo,” 38, cuando nos triplican en población. Que tenemos 3.744 kilómetros de AVE (construidos o proyectados), mientras ellos tienen 1.410. Pero sobre todo, y ahí viene el verdadero “milagro español,”, cuando el salario medio anual en Alemania es de 40.914€ por tan sólo 21.500€ en España (con el doble de población los primeros).

Creo que nuestros políticos se aprovechan de lo complicado que es pensar en grandes cifras, “en miles de miles,”, o “miles de millones,”. Si la sociedad operase mentalmente con mayor facilidad, hace tiempo que los habría sacado del cargo “a sombrerazos,”.

Un dato más. España tiene 450.000 políticos, por 100.000 de Alemania con el doble de población. Se nos dice que son necesarios, dado nuestra particular organización político-territorial basada en las autonomías.

Nos engañan una vez más. Para prestar servicios con proximidad al ciudadano, si eso es lo que se predica y sin entrar a valorar si es cierto o no, lo que se necesitan son funcionarios, no políticos.

Si pudiéramos suprimir pongamos la diferencia con Alemania (y aún así seguiríamos por delante), hablaríamos de 350.000 políticos menos. Si cada uno tuviera un coste medio (salario más seguridad social) de 30.000€, estaríamos hablando que España se ahorraría 10.500 millones de euros AL AÑO.

Si el Déficit del Estado es de 50.000 millones, sólo con la medida antedicha en menos de cinco años se habría eliminado. Sin hacer nada más.

Por supuesto si la acompañásemos de otras decisiones políticas acertadas desde el punto de vista económico, ese plazo se reduciría a un par de años quizás. Y eso es, mañana.

Personalmente creo en esta tesitura que no sería del todo malo que nos interviniesen. Nos dirían entonces cuan equivocados estamos con nuestros políticos y nos harían ver que la solución no es tan complicada como creemos.

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