El cambio social sólo es posible con el cambio de las leyes

Rafael Linares Membrilla, abogado en Tenerife, tiene la humilde aspiración a través de este blog de crear un espacio sugestivo donde el fomento y la dignificación de la emprendeduría y del trabajo autónomo tengan un papel relevante. Al igual que la mejora de la Justicia y de todos los factores que se traducen en competitividad. No olvides dejar tus comentarios.

martes, 4 de septiembre de 2012

CON EL BANCO COMO CONTRAPARTE PROCESAL


Como el resto de conciudadanos me quedo absolutamente perplejo con las medidas acordadas de ayuda a los bancos, mientras que el resto de la sociedad lo pasa verdaderamente mal.

Como abogado en particular, me da miedo pensar que los jueces se contagien de esa pretendidamente común convicción sobre la necesidad de salvar a las entidades bancarias.

No quiero decir con esto que personalmente aspire a un papel protagonista agitando el estandarte de los antisistema. Pretendo que se comprenda que con frecuencia intervengo en procesos judiciales frente a los llamados “acreedores profesionales,”, y que me aterroriza pensar que quienes tienen la capacidad de reinstaurar el “deber ser,” se sientan tentados o influenciados para no hacerlo.

Ello no significa que no reconozca el derecho de los bancos a perseguir la recuperación de sus impagos. Es legítimo en una economía de mercado. Lo que rehúso es a reconocerles una “patente de corso,”, un trato de favor justificado en la subsidiaria socialización de las pérdidas en caso que sus negocios deriven en fiasco.

Y lo cierto es que nuestro ordenamiento y jurisprudencia han resultado ser históricamente condescendientes con ellos. Salvo la Ley de Azcárate, también conocida como “ley de la usura,”, promulgada en 1908 por un diputado republicano, pocas afrentas ha afrontado el sector bancario. Ley de sorprendente aplicabilidad y plena vigencia, todo sea dicho.

Puestos a pedir si salimos de esta crisis, modestamente me conformaría con que la Sociedad se convenciese que el director de la sucursal de turno no es un amigo. Él se limita como buen asalariado a comercializar productos que ni siquiera entiende (vgr. swaps o participaciones preferentes), llevando a los clientes al engaño suficiente para suscribirlos, revestido por su innegable ingenuidad.

De otra parte, me gratificaría que la nueva generación de emprendedores que esté por venir, rehúse avalar personalmente los empréstitos de su negocio. Que se negara a “entrar al trapo,”, cuando bancarios que no banqueros, le provocaran con frases del tipo: “¿es que no crees en tu empresa? ¿Entonces cómo quieres que creamos nosotros?”.

Todo proyecto empresarial se ve afectado por una serie de factores sobre los cuales el emprendedor carece de control alguno o previsión de cualquier tipo. Desde atentados terroristas que contraen el comercio mundial hasta la explosión de burbujas artificiosamente creadas.

También me gustaría que los empresarios al fracasar su empresa no bajaran los brazos y se limitasen a recibir golpe tras golpe de administraciones y acreedores financieros.

Siempre lo he dicho, España es un país que no favorece en modo alguno el emprendimiento, pero es un gran lugar para arruinarse. Haciendo las cosas bien claro está, y utilizando todas las herramientas legales a disposición, tales como el Concurso de Acreedores.

Desgraciadamente hasta quebrar cuesta dinero, y raras veces se reserva el capital necesario. En otro caso no pocos fallidos podrían volver a empezar una nueva aventura empresarial.

Decía antes que leyes y resoluciones judiciales dejan poco margen de maniobra en sede judicial para alzarse contra una entidad bancaria. Es obligado decir que ganar a un banco en proceso es muy complicado. Lo cual no significa que no sea posible, sino que si pretende hacer hay que tener dos cosas muy claras:

1º) Muchas de las claúsulas de un contrato bancario pueden ser declaradas abusivas, si bien no podremos alegarlo en fase de ejecución, cuando hayamos hecho dejación de pagos. Debemos ser proactivos e iniciar el declarativo correspondiente. 

2º) En fase de ejecución son tasados los motivos de oposición. Ello al tiempo que suelen disgustar a los jueces, quienes se predisponen entendiendo que se abusa de aquéllos premeditamente. Procuraremos entonces disparar un tiro certero, cual francotirador. Y si éste no fuera posible, desestimar la idea, ya que en otro caso las costas pueden ser cuantiosas.

Ahora bien, cuando el disparo se antoje preclaro, no lo dude, dispare. No elucubre con qué tipo de juez le puede dar o no la razón. Ciertamente nuestra justicia dista mucho de ser divina e infalible, pero por nuestros tribunales discurren diaria y sistemáticamente miles y miles de procedimientos judiciales instados por los bancos en persecución de particulares y empresas, de suerte que por pura estadística los juzgadores prestarán especial atención a posturas que se enfrenten con cierto fundamento.

Y es que los bancos llegan a creer que su simple manifestación sobre el importe debido es más que suficiente. No en vano realizan a su antojo anotaciones y cargos en cuenta. Pero cuando salen de su cubil solicitando el amparo judicial, litigan en condiciones de igualdad, de suerte que la prepotencia se paga.

La Resolución que enlazo a continuación es un claro ejemplo de cuanto vengo diciendo. No sólo es gratificante porque me la notificasen el primer día de vuelta al trabajo, o porque doblegar a un banco siempre conlleve una especial satisfacción. Es especial por cuanto compruebo que aún nuestros jueces siguen siendo independientes y no se dejan influenciar por la sugerencia política de socialización de las pérdidas bancarias.

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