El cambio social sólo es posible con el cambio de las leyes

Rafael Linares Membrilla, abogado en Tenerife, tiene la humilde aspiración a través de este blog de crear un espacio sugestivo donde el fomento y la dignificación de la emprendeduría y del trabajo autónomo tengan un papel relevante. Al igual que la mejora de la Justicia y de todos los factores que se traducen en competitividad. No olvides dejar tus comentarios.

miércoles, 29 de febrero de 2012

El negocio de las televisiones con la Justicia

Resulta sorprendente comprobar como la actividad de los juzgados se ha convertido en eje principal de atención de toda suerte de programas del corazón. La delicada situación de imputados por muy diversas razones, es valorada con total desparpajo por todo tipo de personajes pertenecientes al mundo de la farándula. Sólo se echan en falta redactores especializados en temas judiciales.

La primera pregunta es clara: ¿por qué ahora estos temas se han convertido en objetivo prioritario de la opinión pública? ¿Por qué multitud de personas acuden a las inmediaciones de los juzgados simplemente para insultar al imputado de turno cual árbitro de fútbol? Será primero porque es gratis, segundo porque buena parte de nuestra población está ociosa muy a su pesar, y tercero porque fastidia ver cómo otros se lo “llevan crudo,” aparentemente, mientras uno mismo pasa faltas.

La segunda pregunta sería: ¿Por qué este inaudito interés por parte de los medios de comunicación? Por supuesto porque a la población parece interesar por los motivos que hablábamos antes, de suerte que se conforma un círculo que se retroalimenta. Pero también hay una razón muy poderosa: ES GRATIS.

En tiempos en las que las televisiones están absolutamente quebradas, es muy difícil encontrar contenidos que no cuesten dinero. Y temas como Camps, Urdangarín o Marta del Castillo entre otros muchos suponen una ocasión única.

Sencillamente hay que poner un reportero a la puerta del palacio de justicia de turno, con el que conectar a todas horas desde todos los programas de la parrilla. Si no hay novedades judiciales, siempre se podrá entrevistar algún integrante de ese público enfermizo que aguarda en las inmediaciones durante horas, quien sabe si por solidaridad, curiosidad, principios o el simple placer de agredir verbalmente.

Castigar a quien transgrede la legalidad vigente tranquiliza a la sociedad que confía en el sistema y sirve para prevenir a quienes quieran seguir su ejemplo. Sin embargo ni la investigación ni el enjuiciamiento de delitos puede tener lugar en platós de televisión, donde sin ningún pudor se desarrollan toda suerte de juicios paralelos. La culpabilidad de una persona no se puede determinar vía encuesta por mensajes de texto.

En definitiva, la televisión no puede hacer negocio con el mal de otros, prejuzgando la dignidad y la inocencia de las personas. No puede entrar en su espectro personal y campar por él a sus anchas.

Luego nos sorprendemos cuando al juez instructor del caso Urdangarín se le abre una investigación por posibles filtraciones del sumario. Presumimos que es una medida de presión quién sabe desde qué oscura instancia.

Obviamos que el Poder Judicial tiene la obligación de preservar los derechos fundamentales de las personas implicadas en los procesos, y debe evitar que se filtren informaciones sobre las que pese el secreto.

Es más, ¿cómo pueden valorar esas informaciones pseudoperiodistas que confunden los términos demanda y denuncia? Porque esa es otra, la terminología jurídica “rueda,” de programa en programa mediante pura patada.

Realmente el público es imprevisible. Obligó a dar por terminado el programa “La Noria,”, por haberle dado “cuatro duros,” a la madre del Cuco para ser objeto de escarnio. Ese fue el detonante, cuando se le había permitido y se le continúa permitiendo a la cadena hacer negocio con el morbo.

A veces a esos programas llevan algún abogado. Eso sí, siempre a los mismos, que ya pueden aportar muy poco. A veces concurre Javier Nart, quien ha sido seducido por la filosofía renegando del derecho, y llega a ser bastante pedante en base a su pretendida superioridad moral y ética. Incluso el programa de “El gato al agua,” de Intereconomía se le queda pequeño. Y cuando coincide con Mario Conde, apaga y vámonos. La asintonía con la audiencia es impepinable. Todo sea dicho, ya era “pelín,” insoportable en sus comienzos en el programa “Veredicto,”, del que siempre salía vapuleado por un rival con notoria menos base jurídica pero con mucho más “feeling,”.

En otras ocasiones acude Marcos García Montes, quien siempre está “de mano,” para hacerse cargo de casos con repercusión mediática y publicitaria. Por lo general y salvo mejor información, poco consigue para sus representados, y siempre acaba anunciando recursos frente al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, los cuales nunca formula. Cuando su representado o representada arguyen sentirse engañados, ya es tarde. Él ha conseguido su fin.

Personalmente me gustaría que se prodigaran más abogados laborales dando a conocer las particularidades de la reforma laboral más dura a la que España jamás se ha enfrentado. Así como expertos en penal que valoren la pretendida ilegalidad de las manifestaciones estudiantiles. Creo que hay temas mucho más importantes que criticar el hecho que Urdangarín corriera al efecto de evitar a unos periodistas un domingo en el que pretendía disfrutar de una película de cine con su familia. Quizá debió armar el brazo como antaño, y lanzar la cámara a la acera de enfrente. La crítica iba a ser la misma.

1 comentario:

  1. Se hablaría de la reforma laboral si algunos ministros/as se sentaran en el banquillo por perpetrar semejante crimen...

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