¿Es usted CEO? ¿Director General de una gran empresa?
¿Atraviesa la compañía que regenta por dificultades y por ende usted teme por
su posición? ¿Ya no le es suficiente hacerlo algo mejor que el mercado? ¿Tiene
cierta capacidad de autocrítica? Entonces permítame unas humildes sugerencias
que quizá puedan ayudarle.
Pues bien, como suele decirse, las crisis son oportunidades,
y usted tiene en su mano la posibilidad de enmendar el error. Abra la “caja de
Pandora,”. Únicamente el capital humano de su empresa tiene la fórmula para
sortear estos tiempos de dificultad. Y no se limite a poner un buzón de
sugerencias en cada centro de trabajo para que todos los trabajadores aporten
ideas. Eso está ya muy visto. Es un cartucho que se quemó a finales de los
noventa y sólo conlleva mejoras anecdóticas. Se trata que los verdaderos
responsables asuman con mano firme y acertada el timón de la nave.
¿Quién conforma su equipo directivo? ¿No son los adecuados?
Cámbielos. ¿Han llegado arriba mozos de almacén sin ninguna formación académica
ni aptitud alguna en sustitución? ¿Me sigue? Le hablo de “chusqueros pelota,”.
Le comprendo si está pensando que despedirlos supone un coste imposible de asumir, ahora
más que nunca. Bien, devuélvalos entonces al almacén, de donde nunca debieron
salir. Me dirá ahora que cómo va a pagar un salario indecente a un mozo. Se
equivoca. Lo ha estado pagando hasta ahora. Es más, lo ha hecho con un
sobrecoste intangible: los beneficios que ha dejado de ganar su empresa por el
hecho de ocupar un puesto decisivo y decisorio con un “dummie,”, con uno de
esos muñecos creados a imitación del cuerpo humano para posteriormente ser
golpeados, aplastados o destrozados en siniestros simulados tendentes a
aumentar la seguridad de los vehículos.
¿Se convence? Sigamos. Ahora tenemos que buscar el zulo
donde el inepto tiene escondido a buen seguro un tesoro a modo de capital
humano.
Quizá usted mismo sin quererlo le haya facilitado esa labor,
obsesionado con la estandarización de procesos. Aspirando a que ningún empleado
resulte imprescindible y pueda ser sustituido por otro sin merma de la cuenta
de resultados. Cuando todo iba bien el sacrificio de la individualidad parecía
estar justificado, pero ahora… ¿no necesita soluciones creativas e innovadoras?
¿No es hora de dejar decir a nuestros mandos intermedios que ellos no están
para pensar sino para actuar? ¿No es momento de dejar de autoproclamarnos como
los únicos arquitectos señalándolos a ellos como vulgares albañiles?
Dependerá de su franqueza, pero finalmente no tendrá más
remedio que estar de acuerdo conmigo en que el modelo empresarial español atenta contra la
propia autoestima del trabajador. ¡No me diga que no le motiva cambiar este
“status quo,”! Sobre todo ahora que ya ha jugado todas sus cartas sin
resultado. Piénselo, ¡puede entrar en el “hall of fame,” empresarial!
Haga memoria. Cuántas personas válidas ha perdido su empresa
a lo largo de los años. Profesionales que han triunfado en la competencia.
¿Renunció su director de RR.HH. ante tal constatación de su miopía? ¿Quiere
seguir perdiendo valor? ¿De verdad cree que complejos programas de gestión
pueden suplantar la genialidad?
¿Qué ha pensado usted siempre de aquellos tránsfugas? Seguro
que los tildó de traidores. Puede que incluso le ayudara al efecto la
información fragmentada y fragmentaria que le facilitasen a modo de explicación,
si es que la pidió.
Todo profesional tiene derecho a un plan de carrera. A
progresar y ascender en la empresa y con ello crecer personalmente. Y si esto
no sucede, la explicación por parte de la empresa debe ser automática, bien
para que el individuo corrija sus deficiencias, bien para que tenga la
posibilidad de buscar alternativas en el mercado laboral.
¿Va a seguir cometiendo el mismo error? Sea realista. Usted
como CEO, ¡no se entera de nada de lo que sucede en la organización!
Deje de recibir información filtrada y manipulada. Cree un
perfil en Linkedin, y sea usted el que invite a contactar a todos aquellos
usuarios dados de alta de su firma, independientemente del nivel jerárquico en
que se encuentren. Si espera pasivamente a que otros quieran enlazarle, sólo osarán
hacerlo sus adláteres y algún que otro "trepa,".
Acceda a sus currículums y valore usted mismo lo que hay y
lo que no hay. Encontrará situaciones de hecho verdaderamente sonrojantes, como
que alguien que tan sólo cuente con la
EGB subyugue a todo un doctor en marketing, cuya tesis para
más inri versa precisamente en el modelo de negocio de la empresa (¡!).
Se preguntará dónde ha estado usted todo este tiempo. Quizá
hacia dónde dirigía la mirada.
Y le anticipo, si va a pedir explicaciones a toda la cadena
de mando sobre el porqué un determinado potencial no ha sido promocionado,
prepárese para las excusas más grotescas. No se conforme. Pida opinión a un
consultor independiente en la materia.
Una vez que vea la punta del iceberg, podrá calcular sus
dimensiones. Y resuelto a operar el cambio, ponga su empresa patas arriba.
Libérese de esa guardia pretoriana que tan poco favor le hace. Devuélvalos a
arar al campo y rodéese de esas personas capacitadas con las que su empresa ya
cuenta, que conocen mejor que nadie el negocio y que han permanecido
invisibles. Se mostrarán con usted más comprometidos que los anteriores, y a
buen seguro conseguirán el incremento de beneficios suficiente para pagar su
nuevo sueldo y la indemnización de su anterior jefe y/o el desproporcionado
salario de éste como mozo de almacén.
Se lo digo yo, un simple abogado que en su humilde quehacer detecta situaciones cuya única explicación lógica y posible sería que usted no se hubiera enterado.
Creo que nadie lo habría expresado con mayor claridad.
ResponderEliminarRadriografía perfecta del organigrama de la inmensa mayoría de las grandes organizaciones.-