Dicen que hay que con esta crisis hay que reconocer el fracaso del capitalismo. Y frente a tanta asertividad, me pregunto entonces si en buena lógica no hay que admitir entonces el del socialismo.
Capitalismo y socialismo van de la mano. Éste último no puede vivir sin los réditos, sin los tributos del primero. Ya lo dijo Margaret Thatcher: <<el socialismo se acaba cuando se acaba el dinero. El dinero de otros>>.
Llevaba mucha razón. Y aunque ella profiriese dichas palabras a modo de ofensa, nadie debe sentirse agraviado ni rasgarse por ello las vestiduras. Es cierto, sin más.
Napoleón decía que para hacer una guerra sólo hacían falta tres cosas: <<dinero, dinero y dinero>>. El socialismo, como lucha de clases, es exactamente lo mismo. Necesita fondos para cambiar un status quo.
Como alternativa a ambos sólo tenemos el modelo comunista, el cual sólo puede perdurar en países con ingentes recursos naturales que se exprimen al objeto de mantener el sistema. Y en naciones que no los tienen, ya conocemos cual es el resultado.
Recientemente hablaba con un compañero abogado de turno de oficio, en la rama contenciosa administrativa en particular. Me comentaba que lleva muchos casos de “desahucios administrativos,”. Esto es, de viviendas públicas en régimen de alquiler protegido cuyos inquilinos no pagan.
Y yo me pregunto, ¿qué puede hacer una sociedad con quien ni siquiera se preocupa por pagar alquileres tan livianos? ¿No merecen ser calificados como antisistema?
El derecho a una vivienda digna está consagrado por la Constitución. Eso no significa que deba ni pueda ser gratis. Deberá ser accesible, tanto en compra como en alquiler.
No podemos pedir beneficios comunistas sin renunciar al capitalismo. Y puedo asegurar como abogado laboralista, que eso no es una posibilidad a contemplar.
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